Subsidios «Dos se van, más llegan»

Subsidios «Dos se van, más llegan»

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Uno de los protagonistas más queridos del cómic sudamericano es «Condorito», este personaje fue creado por el genial «Pepo«, mente de notable habilidad nacido en el querido Chile, país del que tengo grandes y gratos recuerdos en mi época estudiantil. La revista Condorito tenía varios personajes y lugares secundarios que hacían de ella una lectura distinta, un cocodrilo saliendo por la ventana, una pintura donde el mar «cae» a la sala de la casa y el grafiti de un hombre ahorcado con el texto «muera el Roto Quezada», eran las delicias de todos nosotros.

Uno de los chistes secundarios más famosos era el hotel «2 se van 3 llegan» insinuando que la calidad de éste era tan, pero tan buena, que cuando dos parroquianos dejaban el hotel tres llegaban. Naturalmente un pequeño ejercicio de consistencia dinámica daba cuenta que esta situación es insostenible, dado que la capacidad del hotel es limitada. Sin embargo, el recurso lírico es completamente válido y más de uno recuerda esta anécdota con una sonrisa en los labios.

Lastimosamente situaciones explosivas como la del hotel «2 se van 3 llegan» en la vida real son un dolor de cabeza, una de ellas es la relación entre el crecimiento en los precios internacionales del petróleo y el subsidio a la compra de diésel, déjeme comentarles el porqué.

Para muchas personas Bolivia es un país afortunado debido a su abundancia en recursos naturales, en el pasado fue la plata y el estaño, ahora es el gas natural. En general estamos muy acostumbrados a vender las joyas de la abuela y con ello comprar la comida del día a día, hasta ahora nos dio resultado y parece que lo seguirá haciendo. Por ello, la venta de gas natural al Brasil (acordada, y no me canso de mencionarlo, en el período 1974-1999) en la actualidad genera jugosos ingresos fiscales; contrariamente las noticias con el crudo no son tan buenas, dado que Bolivia no produce suficiente petróleo, los volúmenes de importación de diésel son positivos y peor aún, crecientes.

Así que nuestra situación es por lo demás sui generis (muy de su género) recibimos muy buenos impuestos por la venta del gas, pero por otra parte, gastamos un gran puñado de dólares en la importación (y subsidio) de diésel. En este sentido, la pregunta es clara: ¿Al final del día, ganamos o perdemos cuando sube el precio del petróleo a nivel internacional? Ganamos porque recibimos ingresos por la venta de gas natural, pero perdemos por la importación de diésel, muchos amigos me preguntan: ¿Cuál es el neto?

Ok, hice mi tarea. Por ello les presento la siguiente figura que contiene dos «torres», en la primera se observa el monto de dinero (y las instituciones que lo reciben) que ingresa (los impuestos al gas) al Estado boliviano cuando el precio internacional del petróleo se incrementa en 1 dólar por barril, en la segunda se presenta la cantidad de dinero que gasta el Estado boliviano en la importación de diésel ante igual incremento del precio.

Afortunadamente la situación es ampliamente positiva, casi US$ 45 millones a favor contra US$ 6 millones en contra, indican que los ingresos del gas más que compensan los gastos de importación de diesel. Sin embargo, al igual que en las historias de Condorito, hay un personaje secundario que no la pasa muy bien.

Este «personaje» se llama Tesoro General de la Nación (TGN), institución bandera del gobierno central en Bolivia. Es el TGN el que se ocupa de los gastos nacionales, donde por supuesto, se incluye el subsidio al diésel importado. En este sentido, mientras esta institución recibe un pequeño porcentaje de los ingresos del gas (ver el área negra de la Torre 1 en la figura), eroga el 100% del subsidio al diésel (ver Torre 2), parafraseando al hotel de Condorito: «una carga se va, una llega… y si no tenemos cuidado, más de una llegará».

Es así como si bien los bolivianos respiramos tranquilos cuando el precio internacional del petróleo sube (porque el precio de exportación del gas natural también lo hace), el Tesoro General de la Nación no para de sufrir. Al finalizar y siguiendo la tradición de Condorito déjenme terminar con mi opinión sobre esta situación: «plop».

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz

Febrero 20, 2011

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