Pautas sobre el futuro de la exportación del gas natural boliviano a Brasil

Pautas sobre el futuro de la exportación del gas natural boliviano a Brasil

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Y como si nada (¿O quizás como si mucho?) ya está por finalizar el mayor proyecto nacional de los últimos 50 años. Un proyecto gestado y acordado entre Bolivia y Brasil en la devaluada “época neoliberal”, un proyecto que curiosamente nos dio de comer en el llamado “Socialismo del siglo XXI”. De hecho, la mitad del crecimiento económico de los últimos 10… sí 10 años, se debe a la exportación de gas natural de Bolivia a Brasil. En fin, un proyecto al que los bolivianos le debemos mucho, entre otras cosas, le debemos las aventuras de gasto de los últimos diez años.

Pero, como diría un querido familiar mío, “a llorar al río” lo que se hizo (o no se hizo) con las rentas del gas natural boliviano es historia pasada, ahora toca ver el futuro con la cabeza fría, porque, al final del día, este “gas nuestro de cada día” son las joyas de la abuela que quizás nos den de comer en el futuro, digo “quizás”.

Hay muchos, muchísimos temas que podría tocar en este post. Desde nuestra debilidad (como Bolivia) en materia de reservas certificadas de gas natural, la pobre gestión exploratoria (aún estamos con el rosario en mano para ver los resultados de un campo… sí, un campo), la agresiva política diplomática que se tuvo con Petrobras durante la euforia “nacionalizadora”, la ausencia de nuevos mercados (Paraguay y Perú son muy pequeños), la insuficiente política de industrialización del gas natural, en fin, hay mucha tela que cortar, pero ahora quiero concentrarme en algunas preguntas que sistemáticamente me plantean los medios de comunicación y creo son de interés público. Debo decir que toda esta discusión está planteada en un paper que hicimos con Jorge Gumucio hace algunos meses atrás y se puede descargar en este link, naturalmente todos los comentarios serán bienvenidos.

¿Brasil continuará comprando gas natural a Bolivia? La respuesta es sí, quizás no en los volúmenes y precios actuales, pero con alta probabilidad sí lo hará. ¿Por qué tengo esta especie de certeza? Porque resulta que cuando muy pocos querían poner los US$ para construir el gasoducto (allá por la década de los noventa) Petrobras acordó financiar la construcción de éste y que luego Bolivia “le pagara con gas”. En jerga técnica a esta parte del contrato se le llama TCO (Transport Capacity Option). ¿Ya pagamos todo el costo del ducto? La respuesta es no. Para completar su pago, Bolivia debe al menos entregar 6 millones de metros cúbicos por día por 20 años más (aproximadamente); de esta manera, de estos 6 millones una “partecita” servirá para pagar el financiamiento otorgado por Petrobras en el pasado.

Ahora bien, son 6 de 30 millones que es (aproximadamente) la capacidad del ducto. ¿Qué hacemos con el resto de la capacidad? Aquí nuevamente nos topamos con un tema, la ya famosa cláusula de “take or pay”.  ¿Qué diablos implica está cláusula? Intentaré, como es usual, explicarla a través de un ejemplo.

Ahora que se acerca fin de año usted y sus amigos deciden pasar el año nuevo juntos en ese restaurante que tanto les gusta… sí, sí aquél donde más de una vez resolvieron los problemas del país y del mundo al calor de unas cuantas cervezas. El problema surge cuando 24 de los 30 amigos aseguran la asistencia y el resto no lo hizo. El dueño del restaurante, amigo al fin, le propone el siguiente trato: “Mire joven, usted paga la cuota de 24 asistentes y si llegan más yo le acomodo la mesa para 30”. El dueño del restaurante tiene “por seguro” el pago por 24 con la posibilidad aumentar a 30, de hecho, ya a él no le importa si sólo viene 1, dado que recibió el dinero de 24. En algún sentido, usted y sus amigos firman un contrato “take or pay” o ustedes toman las 24 cenas o pagan por ellas.

Ahora bien, pongamos nombres. Al dueño del restaurante le llamemos Bolivia, usted y sus amigos son de Brasil y cada cena es equivalente a 1 millón de metros cúbicos por día. Hasta ahora Bolivia estuvo “muy feliz” porque recibía el pago por los 24 MM mcd independiente de que Brasil los retire o no, el “take or pay” resultó muy ventajoso para Bolivia, tenía ingresos “seguros”.

Entonces la pregunta ¿Cuánto más comprará Brasil de Bolivia? Podría plantearse de un modo más preciso ¿Cuál será el nuevo monto (si alguno) del “take or pay” entre Bolivia y Brasil? Regresando al ejemplo, ¿cuántas cenas se le asegurará al dueño del restaurante? ¿24, 15, 10, 6? Con base en algunos cálculos y tomando en cuenta algunas declaraciones (en Brasil) estimamos (en el paper que comento) que este “take or pay” puede estar en el orden de 15 MM mcd. ¿Ello implica que Brasil solo se limitará a esa compra? No necesariamente, bien podría Brasil demandar mayores volúmenes siempre y cuando las exigencias del mercado (brasileño) así lo requieran.

¿Qué podríamos decir sobre los precios de venta de gas natural? ¿Somos competitivos? Ante la segunda pregunta la respuesta es sí y no. Si la devolución de impuestos (aprobada mediante la Ley de Incentivos) a las empresas petroleras se cumple (léase rebaja de impuestos) entonces sí el gas natural boliviano podría competir con el LNG o el gas que produce el mismo Brasil. Por el contrario, si las empresas no reciben dicha devolución de impuestos, entonces es muy difícil alcanzar grados razonables de competitividad.

¿Qué acabo de escribir? ¿Qué los impuestos que recibiríamos por la venta de gas natural serían menores? ¿Qué ya no es el 50%? En efecto es así. Durante la gestión del actual presidente se aprobó la Ley de Incentivos que, en palabras sencillas, devuelve a las empresas parte de los impuestos pagados. Es así como, en lugar del 50% (por IDH y regalías) Bolivia podría recibir entre 35% y 50%. ¡Qué lejos estamos del 82% que estuvo vigente solo por algunos meses del año 2006!

También en este tema muchas veces me preguntan ¿Cuál será el nuevo precio con el Brasil? A lo que respondo: “Con alta probabilidad será más bajo”. Pero claro, esta respuesta vaga y de poca profundidad se debe a que es muy difícil explicar en poco tiempo, muchas veces frente a cámaras o a través de un micrófono, lo que haré intentaré hacerlo.

Definir el precio base es solo la mitad del problema, la otra mitad radica en el criterio de indexación. ¿Qué, qué, qué? Veamos. Cuando escribo “Criterio de indexación” me refiero a cómo “se moverá” el precio en el tiempo. Por ejemplo, usted acuerda un salario inicial (digamos Bs 7,000 por mes) que se ajustará por inflación cada año, en este caso, el criterio de indexación es la tasa de crecimiento de los precios. Otro ejemplo, usted acuerda con su pareja que luego de casarse irán por lo menos 1 vez al mes a “cenar fuera”, luego de algunos años resulta que van 1 vez por año… en este caso el criterio de indexación (a la baja) fueron los hijos ????

Ahora vienen los “benditos” gráficos. En el gráfico 1 se aprecia un precio base alto (Pa) el año 2019 pero, debido al criterio de indexación, un precio bajo (Pb) el año 2029; en este caso, el vendedor de gas natural fue un chacra, indexó los precios con una variable “a la baja”.

En este segundo gráfico, usted ve un precio base bajo (Pb) el año 2019 pero, una vez más debido al criterio de indexación, un precio alto (Pa) el año 2029. En este caso, la posición del vendedor es mejor. Naturalmente usted, como vendedor, puede hacer las cosas muy mal: fijar un precio base bajo y al mismo tiempo definir un criterio de indexación “a la baja”.

Como ahora Brasil tiene gas, tanto de producción doméstica como de otras partes del mundo (a través del LNG) con alta probabilidad buscará precios base bajos y criterios de indexación poco alentadores, es decir, con tendencia a la baja o al menos, estables.

En este contexto surge la siguiente pregunta: Si Brasil y Argentina desean bajar precios y volúmenes ¿Qué otras alternativas serias tenemos? Así como para darnos el lujo de no aceptar condiciones contractuales poco favorables para el país. Anticipando a las posibles respuestas van mis comentarios:

  • ·  El proyecto de industrialización de urea es muy pequeño… 20 veces más pequeño que la venta de gas como materia prima y, peor aún, con precios del gas subsidiados.
  • ·  Paraguay y Uruguay son mercados muy pequeños
  • ·  Chile es una opción vetada
  • ·  Perú tiene su propio gas

Está claro que la posición negociadora de Bolivia está muy deteriorada. Así como los últimos años cosechamos la siembra de la malvada época neoliberal, ahora tocará cosechar la siembra de los últimos 10 años. Será de otro post comentarles mi punto de vista acerca de lo que podríamos hacer.

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, noviembre de 2018

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